CUBA Y LAS MARIPOSAS

Manjón Guinea
Manjón Guinea

Licenciado en Ciencias de la Información, Criminólogo y escritor

Leo en las páginas de Publishers Weekly, un reportaje firmado por Yeni Rodríguez sobre el momento actual de la literatura y la edición de libros en Cuba y me vuelve a la mente aquel maravilloso libro de Reinaldo Arenas, Antes que anochezca.

El pequeño reportaje hace un somero repaso de la edición de libros en la isla caribeña. Habla del comienzo de las editoriales en Cuba como pequeños negocios familiares con sus propios talleres de impresión en el principio de los tiempos. Prosigue, en los años 60 y 70, cuando se fundó la Imprenta Nacional de Cuba, la cual decidió no pagar derechos de autor, por imperativo legal. Y cómo solo deberían publicarse libros que estuvieran perfectamente alineados con los intereses inmaculados de la patria, de esa consigna de “socialismo o muerte”, dando el matiz de inmortal a una política que pervive hasta nuestros días.

Foto de Jo Kassis. Cuba
Foto de Jo Kassis. Cuba

Todo el artículo viene previamente incitado por la futura Feria Internacional del libro de la Habana. La gran fiesta de la lectura en la que se entregan premios como el Nacional de Literatura y el Nacional de Edición.

¿Pero es esa Feria, en realidad, un fiel reflejo de la literatura? ¿De la verdadera literatura o de la panfletaria? Fue Baroja quien dijo en cierta ocasión que sin libertad no se puede ver nada. La literatura y la edición en Cuba está infectada de una doliente ausencia de libertad. De un dirigismo que difícilmente dejará brotar la esencia de la literatura desde las entrañas propias de la isla.

Aludiendo de nuevo a Baroja, la historia como la política están sometidas siempre a vientos que corren. En cambio, la literatura es más subjetiva y apasionada. Mariposea sobre la vida y tiene una raíz más fuerte y segura. Cuba es el claro ejemplo de una sociedad dirigida por taxidermistas inexpertos, que se atreven a cazar al vuelo a todas aquellas mariposas que revolotean sobre sus campos de frutas tropicales, de piña, de guayaba, o las plantaciones de azúcar. Mariposas que se asustan ante los yesos caídos de las casas que se desmoronan a pedazos, por culpa de una agónica enfermedad en sus fachadas que llevan siglos sin remozarse por no haber dinero. Mariposas que se asustan ante la escasez de alimentos, y ante la desilusión de una población exhausta, a quienes ya no levanta el ánimo ni los vivos colores de sus alas.

Cuba prefiere atrapar a todas aquellas mariposas irreverentes de la literatura y sujetarlas por el pecho para que abran sus alas ligeramente. Después inserta un alfiler a través del tórax para dejarla fijada en el tablero, y posteriormente coloca sobre sus alas, las tiras de papel propagandístico del régimen. Con otros alfileres, siempre dispuestos, se sujetan las tiras de papel, pero no a través de las alas. Cuidado. Las alas deben quedar perfectamente expuestas, sin agujero ninguno, mostrando la belleza de sus colores ante el público y el lector.

Esa es la literatura que se vende en Cuba. La que se oferta en la Feria Internacional del libro de la Habana. Una literatura disecada, que muestra sus colores. Una variada gama de destellos de propaganda dirigida por la política y la censura.

Esa taxidermia realizada con los literatos cubanos ha llevado incluso a acabar con las voces de tan respetados diversionistas ideológicos” que surgieron en los tiempos más crueles de Fidel Castro. Los mismos que fueron tachados así por el régimen por su insolencia contrarrevolucionaria.

Cuba. Foto de Nate Cohen
Cuba. Foto de Nate Cohen

Los grandes escritores cubanos no se encuentran dentro de esa feria que falsea la realidad de la vida, que corrompe la esencia misma de la literatura. Los grandes escritores cubanos hoy día se encuentran en el exilio, tras la sombra de un fantasma que nunca consigue alcanzar la completa realidad. Escritores que por un lado están intentando traer pedazos de recuerdos rotos, para reconstruir un nuevo puzle al que se le han perdido la mayoría de las fichas. Es el sollozo frente a una tierra añorada.

Libros como Antes que anochezca de Reinaldo Arenas, o autores como Virgilio Piñera, con la construcción de un mundo en el que reina lo absurdo, son la garantía de que Cuba, a pesar de sus hábiles disecadores de palabras y mariposas, es una prometedora tierra de literatos, aunque ahora amordazados por esa asfixiante censura, tan arcaica en el tiempo, como empobrecida y ramplona que ni tan siquiera tiene para armar un libro por falta de papel.

La Feria Internacional del libro en la Habana es el cruel espejo de los autores perdidos, de los editores subyugados por las instituciones.

La verdadera literatura cubana, hoy por hoy, se encuentra guarecida bajo la lluvia, aterida de frío y con las ropas mojadas por culpa del exilio, aun a pesar del radiante sol que baña esas tierras tan hermosas.

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