ASÍ COMO ERAMOS Y LA NOCHE MAS BELLA

Manjón Guinea
Manjón Guinea

Licenciado en Ciencias de la Información, Criminólogo y escritor

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Por María Marcos
Licenciada en Derecho y Librepensadora

Este año empecé pronto con la lista de Navidad de Spotyfy. Para ir entrando en materia. Nada más levantarme, la pulso y escucho intentando encender la llama, esa que a veces no prende sola.

Reconozco que algo me ha ayudado. Porque ¿qué es la Navidad? sino un repetirte y recordarte lo mucho que echas de menos a alguien, en algunos casos fácilmente solucionable, en otros más insalvable. La música te hace meterte en ese pozo melancólico del atemporal Blue, blue, blue Christmas, a la vez que te saca a flote con el tono esperanzador y de ilusión del White Christmas, que cubre como una manta a todo el planeta para transformar la Navidad azul en una blanca y brillante.

Polar Express
Polar Express

Mucho más personal el Last Christmas de Whamm . No tanto por sus letras que, siendo realistas, dejan mucho que desear, salvando el estribillo y ese special, special, que tan bien pronuncia George Michel, como por los recuerdos de la primera vez que la escuchaste, esa primera discoteca, primera pandilla, y la vergüenza de bailar una lenta y romántica balada a esa edad.

Y para seguir ambientándonos y recibiendo ese empujoncito necesario para entrar en situación, además de la música, el cine y la literatura, son verdaderos avivadores de cenizas, capaces de prender la mejor llama. Grandes maestros que consiguen hacernos sentir ese latido que palpita de modo especial en Navidad. Aunque a veces ese palpitar se transforma en un eco vacío, como el único superviviente que transita por una calle desierta, gélida, sin ruidos, sin tener con quien despedir la marcha de un año más.

El transcurso del tiempo suele hacer que dejemos de escuchar el tintinear del cascabel y el ensueño de la infancia. Para los escépticos y faltos de ilusión, nada como ver Polar Express para recuperar el encanto de estas fechas, como le sucede al protagonista adulto y sus esfuerzos por escuchar nuevamente el sonido de las campanas perdidas.

Y como cada año volverán a nuestras vidas esta y otras películas que si no te encienden la llama es que eres inconmovible. Películas terapéuticas que ayudan a derramar lágrimas contenidas a lo largo del año o de la vida. Aconsejable practicar la terapia a solas, para una mayor productividad y eficacia, así como para evitar la reacción y sorpresa de escépticos que puedan no entenderlo.

Mi preferida, Qué bello es vivir de Frank Capra, 1946. Me devuelve año a año la confianza en el ser humano, en la gente invisible que hace que el mundo gire, sin que ni siquiera se note. Es lo que más admiro de los héroes anónimos, la generosidad y el altruismo sin esperar nada a cambio. No hay Navidad sin Capra.

Qué bello es vivir. Film
Qué bello es vivir. Film

Y con menos galones y jugando en otra liga, reconozco que Love actually tiene su atractivo, y que si me la encuentro zapeando me engancho. El reparto de actores, la banda sonora, que ambientan el cruce de vidas de los personajes, cuesta trabajo cambiar de canal.

Y esa gran mentirosa que es la literatura, nos embarga en obras ambientadas en ciudades inundadas por el frío, el olor a castañas asadas, nieblas que inundan las calles, cristales empañados que ocultan vidas miserables, diferencias sociales que dividen la Navidad no siempre exitosa para los ricos y esa magia que a veces parece para cambiar los finales de historias tristes en esperanzadores comienzos, como Cuentos de Navidad, de Charles Dickens y Mr Scrooge. Las cartas de Papa Noel, escritas por el propio Tolkien y que hace llegar a sus hijos a través del cartero manteniéndoles a la expectativa toda su infancia hasta los 14 años de su hija Priscilla.

Desde luego si leer no es solo bueno, sino también necesario en cualquier época del año, en esta merece la pena ambientarnos en historias llenas de valores, críticas sociales, caminos que nos llevan a ser mejores y a reflexionar sobre la suerte que tenemos y olvidamos con facilidad, por qué no releer cada año estas historias clásicas y mágicas, que dan sentido a la Navidad.

Ya lo dicen Sabina y Serrat, «no es verdad que me dé náuseas la Navidad», siempre que la realidad no supere la ficción, y nos carguemos todo lo dicho por el consumismo, ingestas excesivas de comidas y compras compulsivas, el estrés por aparentar e impresionar, y juntarse por tradición y no por gusto.

Mis pensamientos para los que se sientan solos y envidien la calidez de un hogar. Para los que no puedan diferenciar ni siquiera la época del año porque todos los días sean un infierno con un cielo gris y rojo, para mis ausentes a los que echo infinitamente de menos, para nuestros mayores que son el centro del universo y que tanto nos han dado cuando éramos pequeños y que seguro nos siguen viendo así, como éramos, pipiolos ilusionados.

Siguiendo la frase de un autor estadounidense, «lo más bonito de la Navidad es que es inevitable, como una tormenta, y todos pasamos por eso juntos».

A por la noche más bella del año.

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