Por María Marcos
Licenciada en Derecho y Librepensadora
Cualquier cosa que te traigas entre manos, por audaz y arriesgada que sea, si lo que quieres es tener alguna oportunidad de que salga bien, el ingrediente que no debe faltarte mientras el asunto toma forma, es el entusiasmo. Esa fuerza metafísica que mueve molinos, esa ininteligible voz interior que mueve montañas, y dirige la voluntad a cualquier objetivo concreto o indefinido, al que seguramente aún no sepas ni cómo llegar, pero si sabes que quieres llegar.
Te embriaga, te ilusiona, de tal manera que corres un alto riesgo, de que cuando la razón disipe tu delirio, te metas un gran batacazo. Por eso no hay que dejar que se enfríe y aprovechar que está al rojo vivo, candente, listo para forjar la voluntad como si de un hierro maleable se tratase a base de compromiso y constancia. Y no como la Pitusa, esa famosa gaseosa de cualquier tiempo pasado fue mejor, que tras abrir la botella perdía toda su fuerza.
Pero si la savia de cualquier significado es transportado por el fluido de su etimología, ya los griegos usaban el término, enthousiasmós, el producto de agrupar la preposición en + la palabra theos (dios) para llegar a la convicción de que el entusiasmo es lo más parecido a una posesión divina o a un soplo interior de Dios.
La humanidad está llena de ejemplos en todas sus épocas. Muchos de ellos de orígenes humildes, hogares con facilidades las justas y medios escasos, solo los que uno mismo ha conseguido a base de trabajo y esfuerzo. Llenos de esa posesión divina de los griegos, de la de verdad, contagiosa, cautivadora, única, propia de un espíritu humano, que avanzan con el impulso de sus zancadas y brazadas hacia el ascenso.
Vidas urdidas con los hilos del sacrificio y empeño, movido por un deseo interno y fervoroso. Y es el que entusiasmo es para el esfuerzo, lo que la gasolina para un coche, el alimento que te hace seguir en la lucha y no decaer en las derrotas.
Ilia Topuria, 15 victorias, cero derrotas. Hijo de un albañil, nacido en Alemania, vivió en Georgia antes de llegar a España. Quien no se queda enganchado oyéndole hablar, con esa seguridad. Con 27 años coronado Campeón del Mundo de Peso Pluma, tras vencer con rotundidad a sus rivales.
Messi, muy a pesar de los que somos madridistas y blancos de corazón, no quita reconocer la cuasi divinidad de ciertos personajes en el ámbito futbolístico. Con todos los récords imaginables sobre sus espaldas, de familia italiana inmigrante a Argentina, diagnosticado una deficiencia hormonal que le impedía crecer, no fue impedimento para ganarse el merecido título de sucesor de Maradona.
Amancio Ortega, el auténtico hecho a sí mismo. Empezó a trabajar con 17 años en una mercería céntrica de A Coruña, para luego embarcarse en su propia empresa textil GOA con la ayuda de algún préstamo, para 12 años después abrir su primer Zara y medio siglo después ser uno de los mayores empleadores de nuestro país.
Steven Spielberg, rechazado en tres ocasiones por la Escuela de Cine de California, no fue impedimento para seguir con su carrera de director y convertirse en uno de los pioneros de la era del Nuevo Hollywood y de los más reconocidos por la industria cinematográfica mundial.
Oprah Winfrey, periodista estadounidense, de madre soltera criada en un entorno de pobreza rural, víctima de una violación en su adolescencia, no le hizo rendirse que le dijeran en un primer momento que no reunía las condiciones necesarias para estar en la pantalla, llegando a tener su propio programa de entrevistas con innumerables reconocimientos y premios.
Todos ellos tienen en común, los ingredientes de una rica ensalada, aliñada de entusiasmo, voluntad, esfuerzo y trabajo. Y nunca rendirse ante el fracaso, y menos aún dejarse minar por la opinión de los demás.
También los autónomos, esa especie en extinción, o extrañamente puede que no, porque por muy difícil que se lo ponen los gobiernos, los trámites burocráticos, las imposiciones legales, las regulaciones e impuestos, las cargas sociales, todo junto, como un grillete que te amarra y arrastra una gran bola de hierro, ahí siguen. Gente de pura raza, con la sangre en ebullición y de grandes ideas capaces de imaginar oportunidades de negocio, desarrollarlas y ponerlas en marcha.
¡Todos ellos, todos vosotros, los que estéis en este túnel en el que muchas veces te sientes solo, sobre todo cuando tropiezas y buscas apoyo para levantarte, cuando te embargan no solo las dudas, también las deudas, hasta el punto de olvidar porque emprendiste ese camino de rosas con espinas, hoy escribo para ti, para alguien como tú que buscas ese lugar, el Paraíso!!! Looking for Paradise (Alicia Keys/Alejandro Sanz).
Pues si algún secreto tiene el juego agridulce de vivir, es el de mantener cada año que pasa, el entusiasmo y la alegría de vivir lo menos mermado posible. Y aunque ya dijo Pearl S. Buck, «el entusiasmo es el pan diario de la juventud y el escepticismo, el vino diario de la vejez», no le hagan mucho caso, que el pan mojado en vino se puede tomar a cualquier edad.
