Por María Marcos
Licenciada en Derecho y Librepensadora
¡La amenaza de ola de calor, como no podía ser de otra manera, ya está aquí!
No sería un verano normal sin esta permanente alarma que nos hace temer lo peor, el sufrimiento más extremo a las temperaturas igual de extremas. Un padecimiento que solo es llevadero a base de recluirse, refugiarse en cualquier sitio que tenga aire acondicionado, o un ventilador enfocado directamente a tu persona, a la vez que te hidratas con frías bebidas o helados con el fin de apaciguar los sofocos.
Sofocos que me recuerdan a los inmortales protagonistas de los clásicos del cine, basados en también clásicos de la literatura como Tennessee Williams o William Faulkner, que tan fielmente reflejaron en sus novelas los ambientes calurosos de su nativo mundo sureño (Misisipi).
El calor como un personaje más de sus adaptaciones al cine convirtieron en iconos sexuales y sudorosos a actores como Marlon Brandon en Un tranvía llamado Deseo ambientada en una calurosa Nueva Orleans, que ponía de moda las nunca glamurosas camisetas de tirantes blancas y cuanto más sudadas mejor. O La gata sobre el tejado de zinc en el interior de una mansión sureña, donde el calor iba in crescendo al mismo tiempo que la pasión ardiente de Elizabeth Taylor, incapaz de hacer sentir deseo a su marido Paul Newman. O El largo y cálido verano basada en la novela El Villorrio de Faulkner, repleta de fuegos cruzados y una química incendiaria entre Joanne Woodward y nuevamente Paul Newman, luciendo también de nuevo camiseta de tirantes blanca, o directamente un torso desnudo que, añadido a la atmósfera de incendios y el calor asfixiante, te dejaba sin respiración.
Son tantas las filmografías que gracias al calor nos han dejado escenas inolvidables. Una Marilyn Monroe refrescándose encima del respiradero del Metro en La tentación vive arriba o James Stewart en La ventana indiscreta que no solo por cotilla y por aburrimiento, sino porque la ola de calor obligaba a él y a todo el vecindario a mantener las ventanas abiertas y airear todas sus intimidades.
Podemos decir que el aire acondicionado acabó con escenas como estás y con otras muchas cosas. Hoy en día no serían escenas creíbles, al menos dentro de un habitáculo. Porque fuera de ellas, tal vez si incluso hoy sea peor que en los años 50.
El calentamiento global va en aumento con la ayuda entre otros factores del uso del aire acondicionado. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Cuanto más usamos estos apartados más calentamos el aire exterior y el globo terráqueo. Cuanto más se caliente el aire exterior, más aparatos de aire acondicionado se compran, que a su vez siguen calentando el exterior y así hasta el infinito y más allá.
Pero que opciones hay cuando según AEMET se supone que este año vamos a superar el récord nacional de agosto del 2021 en Córdoba con sus 47,6 grados. Pues solo invocar un «¡sálvese quien pueda!» que normalmente es más fácil para el que tiene medios (piscina, aire acondicionado, jardín, casas en el norte…) que para el que no.
Pero en el verano, no solo están la fiebre de calor, también es el periodo de las grandes rebajas. Menudos chollos. No hay mejores cumpleaños que los del mes de Julio, víctimas o beneficiarias de la temporada, te puedes homenajear con muchos más regalos que los de cualquier otro mes. Es mi mes favorito de compras. Con descuentos de verdad y no los del Black Friday.
Lamentablemente no podemos dejar de hablar de los temidos incendios forestales. La ruina para nuestro planeta. Un golpe muy duro, con efectos medioambiental incalculables y con pérdidas humanas irreparables. Asusta saber que el 96% de los incendios son causados por el ser humano. La prevención nuestra mayor defensa. Y la mentalización y concienciación de la población, haciéndola responsabilidad de sus actos. Habría que potenciar y difundir de manera constante esta responsabilidad que nos atañe a todos. Como los anuncios de tráfico, donde tu conciencia acompaña con estupor a lo que ven tus ojos y te hace sentir culpable sin serlo, por el mero hecho de saber que ese trágico destino está en las manos de todos evitarlo. Campañas como estas deberían hacerse también para concienciar y prevenir el impacto de un incendio en nuestras vidas.
Y como todos los veranos, nos moverá la eterna queja del calor y nuestra cada vez menor resistencia al mismo. Pero en realidad estamos deseando que llegue para disfrutar de ese merecido o no descanso. Para que por fin los días sean más largos y tener la sensación de más tiempo, con las mismas horas. Para dedicarse al ocio, o si no lo tienes, simplemente no hacer nada. Cambiar de aires si puedes, absorber más vitamina D para el cerebro, refrescarse a base de tintos de verano en terrazas al aire libre, aprovechar para tomar gazpachos y llevar ropa ligera que no ocupa, ni pesa, como las sandalias que desbancan y nos liberan del peso del calzado de invierno y del calcetín o media opresora. Y a consumir mucho más tiempo con la familia y amigos, quien los tenga.
La conclusión de todo esto es que al final, si el calor es lo más negativo que le viene a la cabeza de esta ansiada estación del año, no se deje ganar la batalla y haga como la distinguida Carmen Maura y griten como ella en La Ley del Deseo de Almodóvar: «Riégueme, riégueme» si no es al basurero, al que más a mano tengan, mucho mejor si tiene manguera.
Disfruten de un verano de película a lo Tennessee Williams, Almodóvar, o como prefieran, pero disfruten.
