DICIEMBRE, MES DE NOSTALGIA

Manjón Guinea
Manjón Guinea

Licenciado en Ciencias de la Información, Criminólogo y escritor

FOTO AUTOR

Por María Marcos
Licenciada en Derecho y Librepensadora

El mes de diciembre es el mes de la nostalgia.

El último mes del año. Recopilamos todo lo ocurrido. Fijando en la memoria lo bueno. Borrando o intentándolo, lo malo. A partir de este mes, todo lo vivido quedará atrás.

Es el mes de las distancias. No solo porque regresan los expatriados. Si no porque te aleja cada vez más del pasado. Del recuerdo de los últimos encuentros con aquellos que ya no están. De aquellas otras navidades, distintas, que sin saberlo eran completas, felices, con mínimas ausencias y ahora inevitablemente por culpa de la ley de vida o por culpa de cualquier otra desafortunada casualidad ya no están.

Árbol de navidad. Foto de The Pam
Árbol de navidad. Foto de The Pam

Las Navidades tienen sus propias modalidades. Unos son más de árbol y otros del Belén. Los que escriben a Papá Noel, y los que siguen la estrella de los Reyes Magos. Pero para todos, religiosos o no, es el mes del final de un trayecto. Del camino andado desde enero. Es un lapso de luces artificiales, lotería, turrón, castañas, regalos. El mes de comidas y cenas como si no hubiese un mañana. Donde todos nos preparamos para organizar donde pasar los últimos días del año, que hacer y con quien.

Las Navidades, aunque cueste creerlo son de origen pagano. Desde la época de los romanos y la celebración de los Saturnales, en honor a Saturno, Dios de la agricultura y la cosecha. También ante la celebración de la llegada del renacido Sol, el fin del periodo más oscuro del año, el nacimiento del periodo de luz y con ello el renacimiento del año. Y como parte de esta fiesta, la también costumbre romana de intercambiar regalos.

Cual amalgama de tradiciones, los cristianos volvieron propios estos ritos, pero esta vez con el renacer de Cristo. En el siglo IV, entre los años 320 y 353 el papa Julio I, fijo la Navidad en el 25 de diciembre y en el 449, el papa León I, la estableció como la conmemoración del nacimiento de Jesús y por lo tanto una de las principales fiestas de la Iglesia católica, declarándose fiesta oficial del imperio en el 529 por el emperador Justiniano.

Y aquí seguimos hasta que Dios, el destino y la providencia quiera, celebrando cada 25 de diciembre y una Navidad, cada vez más temprana, como si con un mes no fuese suficiente, gracias al pistoletazo del encendido de las luces en noviembre. Pero además de esta dulzona nostalgia, es cierto que irremediablemente son fechas envueltas no solo en papel de regalo, también en un halo de magia, ilusión y esperanza.

La literatura rebosa de historias inspiradas e inspiradoras, que llenan de alegría de vivir, de buenos sentimientos, caridad, empatía, ilusión, gratitud, deseos revividos, sueños que vuelven y nostalgias que creías olvidadas. Muy scrooge tienes que ser para no experimentar ese revoltijo y mezcla de sensaciones y sentimentalismos que rodean y coronan la festividad.

Y es que no hay mayor musa creativa, que esa explosión y mezcla de emociones, del que se alimentan las grandes obras literarias, musicales, filmotecas que hacen de este periodo, uno de los más especiales del año.

A la memoria me vienen obras y autores como Charles Dickens con Canción de Navidad, Chejóv con Vanka, Los Hermanos Grimm con Los táleros de las estrellas, J.R.R. Tolkien con Cartas de Papa Noel, Christian Andersen  con La reina de las nieves; Conan Doyle  con Virtud navideña; James Joyce con Los muertos de 1914,  y Valle Inclán con Nochebuena de 1903.

Papá Noel. Foto Studio Cottonbro
Papá Noel. Foto Studio Cottonbro

En el cine, no hay Navidad sin un pase de Qué bello es vivir de Frank Capra 1946, a pesar de que algún crítico respetado opine que no puede ser más empalagosa. Pero refleja ese puro espíritu navideño del altruismo y la generosidad que hace a algunas personas invisibles pero únicas como George (James Stewart). Y como no, el Grease de las nocheviejas en las que aún no tenías edad para salir, ni tampoco para acostarte pronto. En mi caso con mi gran amiga y vecina Isabel. Juntas en el salón, supongo que ya en pijama, disfrutábamos del musical amor de instituto de Sandy y Danny Zuko.

Y hablando de música, a nadie se le escapa que la reina de la Navidad es Mariah Carey, que al más puro estilo Shakira, debe pensar cada año que las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan, sobre todo ella.

Comencemos con la rutina de diciembre, que cada año nos sorprende a pesar de su previsibilidad. Sigamos las costumbres romanas que hacen de esta época un verdadero clásico, al que algunos nos resistimos y otros nos entregamos, como un mal inevitable pero necesario.

Como dijo Charles Dickens «honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año».

Feliz Navidad!

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