LO QUE QUEDA POR LLEGAR

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Manjón Guinea

Licenciado en Ciencias de la Información, Criminólogo y escritor

FOTO AUTOR

Por María Marcos
Licenciada en Derecho y Librepensadora

Después de ver Sirat, película que nos representará en los Premios Oscar 2026, alguien me preguntó que conclusión sacaba de la película. Justamente al día siguiente de verla, estuve pensando en todo lo ocurrido. Las cosas que van sucediendo y por las que atraviesa ese padre durante la búsqueda desesperada de su hija que le adentran en una espiral de circunstancias que además de no dejarte indiferente, te mantienen con los sentidos agudizados sin perder de vista a los inusuales personajes que van apareciendo. Al terminar la película, como que no entiendes bien lo que ha pasado y te preguntas como ha podido acabar todo así y sobre todo, ¿cómo va a vivir a partir de ahora este señor, el protagonista que a priori es el más normal del film, interpretado por Sergi López? Y con esos pensamientos, me vino la frase de Fernando Savater que dice “Coraje para vivir, generosidad para convivir y prudencia para sobrevivir” que podría resumir de alguna manera todo lo que ocurre y no ocurre en la película hasta llegar a ese final incierto, devastador y casi apocalíptico.

MEMORIAS DE AFRIXCA

Y si seguimos con el séptimo arte, nos ha tocado despedirnos para siempre de gente cercana, casi familiar. Unas estrellas galácticas, intemporales e inolvidables como Robert Redford y Diana Keaton. Astros cercanos a la tierra, pero inalcanzables. De los que, en realidad, no te despides nunca porque su legado se queda para siempre, en cada una de sus películas. Robert, el Redford carismático, de mirada tranquila y cautivadora, de refinada elegancia, y sencillo y natural magnetismo. O la juvenil y alegre musa a la par que anti diva de Keaton. Con su apariencia de cultureta no fingida, bohemia y extremadamente femenina hasta el último de sus días a pesar de su particular y andrógino estilo de trajes masculinos, corbatas y chalecos.

Volviendo al inicio y hablando de los Oscars, curiosamente Redford consiguió el galardón como director, pero nunca como actor. Es difícil creer que en toda su extensa trayectoria nunca se le tuviese en cuenta por la Academia salvo para el honorífico a los 65 años. Si esto fue así con Redford, sin duda es que los premios no son sinónimo de valía. Ni te hacen mejor, ni peor, ni te quitan ni te dan, porque pocos habrá con su Oscar que hagan sombra a Redford por mucho premio que tengan. El premio lo que garantiza es que hay gente que, independientemente a su valía, lo que tienen es suerte y el don de estar en el momento oportuno en el que se alinean todos los astros.

Si innumerables son las interpretaciones y películas, La jauría Humana, Dos hombres y un destino, El golpe, Tal como éramos, Los tres días del cóndor”, Descalzos en el parque… sin duda me quedo con la sensualidad y magnetismo del atractivo Denys en Memorias de África, y su hechizante historia de amor, libre, sin compromisos, pero siempre atento a los pasos de la valiente y desafiante Karen.

En cambio, Keaton sí recibió el deseado galardón y muy pronto, si tenemos en cuenta que debutó cinematográficamente en 1970 y obtuvo la estatuilla en 1978 gracias a la interpretación de Annie Hall, personaje inspirado en ella misma.

Para los cinéfilos y amantes de la radio, que quieran impregnarse un poco más, tienen el podcast de Estamos de cine, Robert Redford: In Memorian que a partir del minuto treinta y seis hablan del actor y su legado, a través de la entrevista al doblador español y haciendo un recorrido de toda la filmografía a través de las bandas sonoras. Esperemos en breve poder escuchar otro In Memorian de Keaton.

Y no solo nos toca despedimos de grandes estrellas de cine, también de grandes personas que viven el amor verdadero hacia el prójimo y lo demuestran en el día a día. La marcha del Padre Rayo ha generado numerosos adioses en las redes sociales que proceden de estudiantes de varias generaciones que pasaron por sus aulas. Homenajes y recuerdos llenos de amor y de reconocimiento a sus enseñanzas, valores y dedicación al prójimo, como guía espiritual y con un altruismo cargado de empatía y amistad. Una de esas bellas personas que todo el mundo coincide en que son luz y vinieron para mejorar la vida de los demás.

Goethe
Goethe

Y ahora que ya estamos sumergidos en la inercia del otoño, que hemos vuelto a ese lugar donde tenemos la suerte de poder regresar, un hogar, un trabajo, un colegio, en resumen, un hábito rutinario con el que llenar el día, me declaro fan del automatismo, de la costumbre y por qué no, de la rutina. Y es que, solo hay que ver todo lo que nos rodea para sentir temor ante la inestabilidad y la fragilidad de nuestras comunes vidas. La famosa frase de «no news, good news», o «virgencita que me quede como estoy», tiene más sentido ahora que nunca.

Como decía Johann Wolfgang von Goethe, «lo que se olvida, se pierde». Olvidamos aquello que un día fue relevante, quedando diluido, desvanecido y marchitado hasta perderlo. Y si hay algo que no debemos apartar de nuestro criterio es aprender de nuestra memoria.

Pero son tantas las cosas que no controlamos, que están fuera de nuestro alcance, que solo podemos observar de lejos, ojipláticos, dubitativos, incrédulos para confirmar que la realidad supera casi siempre a la ficción. Por lo tanto, llegados a este punto, voy a olvidar, al menos lo malo y recordar vivir con toda la ligereza necesaria para soltar amarras y disfrutar.

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